Tu opinión
‘Cuando los mapas despiertan incomodidad’, por Luciano Cabrera Gil
Luciano Cabrera Gil opina sobre el mapa publicado por Diputación de Córdoba mostrando las actuaciones que se llevarán a cabo en carreteras de la provincia.
A propósito del Mapa de actuación en carreteras provinciales de Córdoba, con la reseña relativa a Despoblación Territorial, creo que ha llegado el momento de expresar algunas consideraciones:
Primera.- La vertebración, la compensación, el reequilibrio y la solidaridad territoriales, son pilares en que se debe asentar cada decisión de quienes tienen opción de gobernar y administrar el gasto público de instituciones cuyo ámbito de influencia excede de lo municipal, entiéndase por tanto la Diputación Provincial, Junta de Andalucía y Gobierno Central.
Segunda.- La correlación de esfuerzo económico e inversión de la Diputación de Córdoba para vertebración de los territorios norte y sur , a lo largo de las cuatro últimas décadas es preocupante, pues salvo actuaciones aisladas o puntuales como la creación de partida presupuestaria específica con la denominación Plan del Norte y la participación en la financiación de importe de las expropiaciones para construcción de la Presa de la Colada, ambas siendo Presidente de la Diputación Matías González López, no queda mucho que añadir, a menos que se refiera cierto tratamiento positivo en asignación de cuantías a los municipios de menos población a través de los Planes Provinciales.
Tercera.- No es cuestión meramente coyuntural, pues viene de mucho tiempo atrás. Invitar al análisis más que a la defensa o argumentación de esta u otras intervenciones y decisiones.
Cuarta.- La asignación y reparto de una cuantía económica a los municipios que integran las Mancomunidades del Guadiato y de los Pedroches, cifrada en 600.000.- €, en el año 2020, lo que supone una cantidad de 21.428,57 € para cada uno de los 28 municipios, ni es relevante ni resuelve el déficit estructural, de infraestructuras o de servicios que las zonas del Norte de la Provincia de Córdoba presentan, ni provoca ningún efecto significativo en la economía de los municipios y por tanto en su población.
Quinta.- Las comarcas del Guadiato y Pedroches ocupan una superficie superior al tercio de superficie de la provincia, si bien en cuanto a población se refiere alcanzan un porcentaje del 17 % en el contexto provincial, excluida la capital, referencias ciertas que arrojan un futuro incierto. Con gestos y declaraciones propias del momento no se modifica un territorio, ni se abren expectativas para sus habitantes.
Sexta.- Urge un Plan de Activación Económica en Los Pedroches que genere actividad económica sólida, estructural y permanente, lejos de acciones coyunturales. Urge poner en marcha el máximo apoyo al tejido empresarial existente, desarrollando actividades como eje de la economía y otras con carácter auxiliar, extrayendo el máximo rendimiento posible a los recursos propios. Como también urge disponer de elementos que favorecen el desarrollo como infraestructuras adecuadas, y la máxima aplicación de forma conjunta y consensuada en esa línea de todos los sectores económicos, políticos y sociales sean posibles. En definitiva, un Plan de Comarca que exceda de lo local.
Séptima.- Ser espectadores resulta cómodo, y según el resultado, evidente, poco rentable. Hace falta creer en una Comarca más próspera auspiciada por más actores, más impulsores, entregados al diseño y ejecución de propuestas viables. Debemos obligarnos a generar más entusiasmo e ilusión, frente al victimismo y lamentos continuos o aislados. Análisis catastrofistas no ayudan, y adolecen muchas veces de oportunismo. Hay espacio para dejar atrás proclamas como “estamos olvidados” “no tenemos peso político” y más, y dar paso a otras del tipo “Vivimos en una gran Comarca que entre todos debemos hacer mejor”, lo que daría otra dimensión a la demanda, siempre conscientes de la realidad.
Octava.- Una sociedad que deja recaer todo su futuro en manos de sus representantes políticos está destinada a metas menores, aun valorando el trabajo de los mismos. Pues resulta más acertado que el empuje y la implicación así como la responsabilidad, y el éxito o fracaso también, si se producen, sean siempre compartidos. Un proyecto inclusivo, en toda su extensión, propicia resultados proporcionales a los implicados.
Por ello, con toda la urgencia posible, trabajemos por crear nuevos Mapas de la provincia y de los Pedroches, con otros indicadores, que nos hagan sentir orgullosos del trabajo colectivo.
Luciano Cabrera Gil
Cultura
Hablando de presentaciones de libros, de Cultura y de Los Pedroches
Quizás, para la librería 17 Pueblos, todo empezara con aquel encuentro de escritores de Los Pedroches que tuvo lugar en abril de 2015 en Pedroche. Allí, una de las críticas más escuchada era el poco interés a nivel institucional y cultural en Los Pedroches para uno de los pilares fundamentales de la Cultura, los escritores y escritoras de esta tierra. Y tenían razón quienes lo decían, salvo contados casos.
Nueve años después, 17 Pueblos seguimos aportando nuestro granito de arena para evitar este desinterés.
Félix Ángel Moreno Ruiz, escritor de Pozoblanco, ha publicado una nueva novela, “Un crimen de barrio“. Estos días, la ha presentado en tres municipios de Los Pedroches, en Alcaracejos, en Torrecampo y en El Viso, y 17 Pueblos le ha acompañado. Hay que agradecer la disponibilidad de estos ayuntamientos para acoger este tipo de actividad.
Eso sí, de alguna forma habría que dar a entender que una presentación de un libro no es un “charlatán que te quiere vender algo“. Una presentación de un libro es una actividad cultural, donde gente “de la cultura” habla sobre un tema, intercambia impresiones con el público, donde el que va siempre aprende y comparte. No es obligatorio comprar un libro.
Quizás haya que cambiar el concepto, amoldar el continente, para darle más importancia al contenido. Es difícil entender cómo las personas que forman parte de un club de lectura no acuden a estos eventos, es difícil entender que una parte de la gran cantidad de lectores que existen no se interesen por estos momentos de charla literaria. Algo falla y algo debemos hacer todos por remediarlo.
Tu opinión
‘Caminata a la lucha y la reivindicación’, por Francisco Carrillo
Caminante, no hay camino, se hace camino al andar (Antonio Machado)
Aunque ya lleva un corto camino recorrido, el jueves noche, en claro acuerdo con la luna llena, la plataforma “Unidos por el Agua” escenificó su primer acto tras su legal constitución. Al atardecer de El Viso, aunando el sol poniente y la luna naciente, se congregaron un par cumplido de cientos de personas de toda edad, condición y procedencia en extramuros para una caminata. La aspiración era clara y sencilla: dar visibilidad a la plataforma, hacer ejercicio sano, comer un bocadillo en comunión reivindicativa y disfrutar de nuestro cielo con una luna espectacular.
Y el destino de ella, como todas las cosas importantes de la vida, sin nombrarlo, era la razón de nuestra procesión de zapatilla y mochila. Su nombre reverbera, una y otra vez, en las conversaciones de Los Pedroches y, supongo, el Guadiato: La Colada. El pantano olvidado, rescatado de ese pozo para intentar convertirlo en lugar emblemático de disfrute de la naturaleza y al que la realidad, que todos conocíamos y nadie quería reconocer, lo empujó a la sima del oprobio público: su agua está contaminada, incompatible en parte con la vida.
Pero aún así, anoche a su vera, en una orilla oscura como nuestro futuro, aún así, esa agua está salvando al norte de la provincia. Y de alguna forma a sus representantes, pues si la suerte de la Colada hubiera sido la misma que Sierra Boyera, se podría asegurar que los centenares de anoche serían miles muy cumplidos. Quizá coléricos. Quizá envalentonados con el arrojo del que nada más tiene para perder.
Ayer salía la noticia de que Andalucía aún tiene 4500 millones de euros de fondos europeos sin ejecutar. Si esto es así, se me ocurre de primeras un par de actuaciones imprescindibles, urgentes y justas en los Pedroches y Guadiato. Tenemos una ruina encima y, aunque el dinero no la pueda reparar en su totalidad, si puede ayudar a que sea, al menos, soportable.
Hago desde aquí un ruego a todos nuestros representantes políticos para reunirse ya, armarse de buena voluntad y hacer, de una buena vez, algo por una tierra secularmente olvidada y castigada.
Por favor.
Francisco Carrillo Regalón
Tu opinión
‘La moral de las naranjas’, por Juan Ferrero
“Tomar una naranja del árbol no es moralmente ni bueno ni malo, depende”
El pueblo es pequeño, pero tiene una plaza cuadrangular, amplia, rodeada en su interior por alegres naranjos, así como en todas las calles que a ella afluyen. Anualmente, el Ayuntamiento recolecta la dulce fruta y las invierte en algún objetivo municipal. Esta temporada, tras un referendo entre sus vecinos, se ha acordado por unanimidad, y así se ha recogido en un decreto de la Alcaldía, que el dinero conseguido con la venta de las naranjas irá a amortizar todo o parte de la colocación en el centro de la plaza de una fuente que la embellezca aún más.
El decreto se toma como ley y quien la incumpla será multado.
El hombre que atiende el quiosco de la plaza es persona honrada, de principios cívicos, y ve acertado el proyecto al que los vecinos se han comprometido.
Mas pasando el tiempo, observa que algunos vecinos, incumpliendo el compromiso contraído, van cogiendo naranjas para su beneficio particular.
La cogida de naranjas, poco a poco se va haciendo generalizada.
El hombre del quiosco comprueba, primero sorprendido y después indignado, cómo las naranjas van desapareciendo sin que ninguna autoridad haga algo para evitarlo. Es cierto que la policía municipal ha tomado algunos nombres para justificarse y enviado las correspondientes denuncias; pero luego el Alcalde no las tramita ni les da curso, porque cada vecino multado supondría la pérdida de votos de una familia en las próximas elecciones locales.
El quiosquero, sentado en el interior de su habitáculo, mira a la plaza y reflexiona:
Tomar una naranja del árbol no es moralmente ni bueno ni malo, depende de las circunstancias y las circunstancias son que de forma democrática y por unanimidad los vecinos se comprometieron a no coger naranjas para provecho propio y particular. El Alcalde este acuerdo lo hizo ley y la ley es necesario cumplirla y quien así no lo haga deberá recibir una sanción por el perjuicio producido a la colectividad.
Pero si los vecinos se sirven naranjas cada cual a su aire y el Alcalde no vigila ni sanciona, ¿cómo proceder?
Él es un hombre cumplidor de los acuerdos, que respeta la ley; una persona honrada, y aunque todos obren de modo contrario, tiene que mantenerse fiel a sus principios.
Sin embargo, por otra parte, ¿a quién perjudicaría si él también tomara algunas de las pocas naranjas que aún quedan…?
Pero no.
El quiosquero se entristece al constatar una vez más que en nuestra sociedad las personas decentes siempre salen perdiendo y los que no respetan nada y actúan saltándose las leyes y actuando de modo egoísta en beneficio propio con perjuicio para los demás, son lo que, a la larga, suelen quedar beneficiados.
Y ocurrió que el hombre del quiosco, honrado y cumplidor de las leyes democráticas se quedó sin naranjas y el pueblo se quedó sin fuente en la plaza.
Juan Ferrero