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‘Una buena persona’, por Juan Ferrero

“Popularmente se conoce como buena persona a aquella que es amable…”. Una artículo de opinión de Juan Ferrero

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bondad

Popularmente se conoce como buena persona a aquella que es amable de trato, que no es conflictiva, que no se mete en problemas, que se aguanta con lo que le echen, que no expresa sus críticas o discrepancias con los que socialmente están por encima de ella y, como consecuencia, no suele tener antipatías ni enemigos que, con la intención de vengarse o de desprestigiarla, la difamen y calumnien. Y si a todo esto se le añade el que lleve a cabo algún tipo de obra asistencial, la valoración se multiplica.

Por otra parte, contradiciendo en líneas generales el concepto anterior, tenemos que en nuestra cultura occidental se considera a Jesucristo (al menos hasta ahora y al margen de ser o no creyentes), como la persona representativa de la máxima bondad y, sin embargo, Jesús de Nazaret no siempre fue amable de trato, se mostró conflictivo, expresó sus críticas públicamente contra lo que juzgaba injusto, señalando incluso con el dedo (denuncia profética), proponiendo alternativas y cambios de conducta, tuvo muchos enemigos y se le calumnió y difamó ante la gente de su entorno y de su tiempo; fue desacreditado por muchos de sus actos o manifestaciones. (Y no olvidemos que la condena a muerte aparece como consecuencia del ataque que hacía a los pilares que sostenían la injusta sociedad de su tiempo.)

Ante la oposición de los dos conceptos acerca de la bondad, ¿habrá que revisar lo que realmente es “una buena persona”?

Ahora que en la Cuaresma los cristianos andamos metidos en periodo de reflexión sobre las enseñanzas, la vida, pasión y muerte del Nazareno, tendríamos que repasar cuántos perjuicios o daños hemos padecido en nuestra persona, en la de nuestra familia, en nuestra profesión, en nuestras aspiraciones, en el buen nombre que a toda persona se le supone, etc. por intentar seguir su mensaje. (Pero su mensaje, no una caricatura o deformación más o menos interesada del mismo.)

La sociedad de nuestro tiempo continúa siendo injusta como hace dos mil años, aunque con otro formato; y la religión del espectáculo o del consuelo puede estar bien; mas, a la luz de los evangelios, aquellos cristianos que no caminen siempre al borde y con el riesgo de caer del lado de los leones, tendrían que revisar su fe y su concepto de lo que es ser buena persona.

Juan Ferrero

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2 Comentarios

1 Comentario

  1. Juan Gutiérrez

    31 Mar 2021 at 12:05

    Así es, Juan Ferrero. Por eso, en estos días de enconventamiento me he propuesto que, en vez de venerar a imágenes de yeso, voy a intentar demostrar mi amor a mi hermano con el que tal vez ando un poco a la gresca; al no poder predicar la fe con las procesiones la haré patente echando una mano a ese que anda sin trabajo; al no poder concentrarme en los templos me reuniré más en el familiar que a lo mejor anda un poco en desbandada; tal vez al evitar el SARS CoV me contagie con lo bueno que tiene mi hermano más o menos necesitado si a él me acerco.
    En definitiva, que si queremos encontrarnos con Cristo y su Madre lo mejor, no es buscarlo entre las “buenas personas”, sino buscarlos en los sin techo, en las mujeres maltratadas, en los parados, en los que viven la soledad impuesta,…,pues “cuanto hicisteis a unos de estos hermanos, a mí me lo hicisteis” (Mt 25,40). Salud.

  2. Juan Ferrero

    31 Mar 2021 at 14:23

    Amigo Juan Gutiénrrez, me parece correcta tu proposición.

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‘Esas viejas fábricas abandonadas’, por Javier Cabrera de Castro

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'Esas viejas fábricas abandonadas', por Javier Cabrera de Castro

Fue entre los años 1975 y 1976. Yo tenía 13 ó 14 años y, desde mi ventana de clase en los Salesianos, me distraía cada día observando cómo esos impresionantes tubos de cemento se elevaban del suelo, como si quisieran tocar las nubes. Con esa edad, bueno, con esa edad y también con la que ahora tengo, cualquier cosa es capaz de distraerme y, en aquel caso, mi imaginación en más de una ocasión me trasladó a la misma cúspide de esos gigantes. Llegué a ver cada detalle sin estar en realidad allí.

Supe que eran silos para la nueva fábrica de piensos de COVAP y también que se había utilizado, según me dijeron en una ocasión, una técnica constructiva innovadora para la época, empleada por primera vez en esa construcción.

Hoy en día, cualquier joven que vea esa industria no puede imaginar lo mucho que significó para las comarcas donde COVAP siempre tuvo una presencia significativa. Fue una obra arriesgada y valiente, y aunque ahora la veamos abandonada, todo ese complejo lácteo y de alimentación animal fue en su tiempo de lo más avanzado.

Gracias a estas factorías, entre otras cosas, COVAP siguió creciendo. Con el tiempo las necesidades de esta gran cooperativa, en lo económico, social y sentimental para todos los que vivimos junto a ella, fueron en aumento.

Los avances tecnológicos y la necesidad de incrementar la producción llevaron, una vez más, a decidir construir otras más acorde con los nuevos tiempos. Las nuevas industrias fueron posibles gracias a estas que ahora vemos en desuso y a tanta gente que, siendo cooperativistas o trabajadores, consiguieron hacerla rentable, permitiendo que la cooperativa se hiciera más y más grande.

Ese año, estudiando mi EGB, fue un año entretenido para mí. Cada día llegaba a clase con ganas de ver cuánto había avanzado, y uno a uno, esos cilindros huecos en su interior fueron levantados, formando hoy parte de nuestra historia colectiva y de nuestro paisaje.

Los años han pasado para todos, muchos incluso ya no están con nosotros. La vida y sus etapas: nacer, crecer y… Me gustaría que nuestra huella fuera tan profunda como la de COVAP y la de tanta gente que la hizo crecer hasta llegar a ser un referente que traspasa nuestras fronteras.

El concepto “cooperativo” no en todos los sitios ha tenido el éxito que aquí sí podemos apreciar. Es una herramienta válida para defender los intereses de los que no son poderosos y que solo con su unión los hace fuertes y competitivos.

Tendemos, en ocasiones, a no valorar lo que tenemos. Aquí hay un bonito ejemplo por el que sentirnos orgullosos y afortunados. Siempre he visto que COVAP no solamente ha sido de los cooperativistas o trabajadores que la integraban; ha sido y es un sentimiento colectivo, donde todos los que estamos de una forma directa o indirecta bajo su influjo la hemos considerado “nuestra” por el simple hecho de vivir aquí.

Que su futuro sea tan próspero como ha sido su pasado para que evite, en lo posible, la despoblación que nos amenaza. Y que siga fortaleciendo nuestra economía e influya, con su crecimiento,para que muchos de nuestros jóvenes retornen a la tierra que les vio nacer para hacer del lugar donde habitamos, un lugar con un futuro más prometedor.

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Cultura

Hablando de presentaciones de libros, de Cultura y de Los Pedroches

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Hablando de presentaciones de libros, de Cultura y de Los Pedroches

Quizás, para la librería 17 Pueblos, todo empezara con aquel encuentro de escritores de Los Pedroches que tuvo lugar en abril de 2015 en Pedroche. Allí, una de las críticas más escuchada era el poco interés a nivel institucional y cultural en Los Pedroches para uno de los pilares fundamentales de la Cultura, los escritores y escritoras de esta tierra. Y tenían razón quienes lo decían, salvo contados casos.

Nueve años después, 17 Pueblos seguimos aportando nuestro granito de arena para evitar este desinterés.

Félix Ángel Moreno Ruiz, escritor de Pozoblanco, ha publicado una nueva novela, “Un crimen de barrio“. Estos días, la ha presentado en tres municipios de Los Pedroches, en Alcaracejos, en Torrecampo y en El Viso, y 17 Pueblos le ha acompañado. Hay que agradecer la disponibilidad de estos ayuntamientos para acoger este tipo de actividad.

Eso sí, de alguna forma habría que dar a entender que una presentación de un libro no es un “charlatán que te quiere vender algo“. Una presentación de un libro es una actividad cultural, donde gente “de la cultura” habla sobre un tema, intercambia impresiones con el público, donde el que va siempre aprende y comparte. No es obligatorio comprar un libro.

Quizás haya que cambiar el concepto, amoldar el continente, para darle más importancia al contenido. Es difícil entender cómo las personas que forman parte de un club de lectura no acuden a estos eventos, es difícil entender que una parte de la gran cantidad de lectores que existen no se interesen por estos momentos de charla literaria. Algo falla y algo debemos hacer todos por remediarlo.

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‘Caminata a la lucha y la reivindicación’, por Francisco Carrillo

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'Caminata a la lucha y la reivindicación', por Francisco Carrillo

Caminante, no hay camino, se hace camino al andar (Antonio Machado)

Aunque ya lleva un corto camino recorrido, el jueves noche, en claro acuerdo con la luna llena, la plataforma “Unidos por el Agua” escenificó su primer acto tras su legal constitución. Al atardecer de El Viso, aunando el sol poniente y la luna naciente, se congregaron un par cumplido de cientos de personas de toda edad, condición y procedencia en extramuros para una caminata. La aspiración era clara y sencilla: dar visibilidad a la plataforma, hacer ejercicio sano, comer un bocadillo en comunión reivindicativa y disfrutar de nuestro cielo con una luna espectacular.

Y el destino de ella, como todas las cosas importantes de la vida, sin nombrarlo, era la razón de nuestra procesión de zapatilla y mochila. Su nombre reverbera, una y otra vez, en las conversaciones de Los Pedroches y, supongo, el Guadiato: La Colada. El pantano olvidado, rescatado de ese pozo para intentar convertirlo en lugar emblemático de disfrute de la naturaleza y al que la realidad, que todos conocíamos y nadie quería reconocer, lo empujó a la sima del oprobio público: su agua está contaminada, incompatible en parte con la vida.

Pero aún así, anoche a su vera, en una orilla oscura como nuestro futuro, aún así, esa agua está salvando al norte de la provincia. Y de alguna forma a sus representantes, pues si la suerte de la Colada hubiera sido la misma que Sierra Boyera, se podría asegurar que los centenares de anoche serían miles muy cumplidos. Quizá coléricos. Quizá envalentonados con el arrojo del que nada más tiene para perder.

Ayer salía la noticia de que Andalucía aún tiene 4500 millones de euros de fondos europeos sin ejecutar. Si esto es así, se me ocurre de primeras un par de actuaciones imprescindibles, urgentes y justas en los Pedroches y Guadiato. Tenemos una ruina encima y, aunque el dinero no la pueda reparar en su totalidad, si puede ayudar a que sea, al menos, soportable.

Hago desde aquí un ruego a todos nuestros representantes políticos para reunirse ya, armarse de buena voluntad y hacer, de una buena vez, algo por una tierra secularmente olvidada y castigada.

Por favor.

Francisco Carrillo Regalón

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