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A vueltas con el pedrocheño Moya Contreras, ‘la niña de los ojos azules’ y Felipe II

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Convento Jesús María

Aún recuerdo cuando hace 16 años, en el boletín nº 3 de la revista Bitraws hablé sobre una supuesta relación entre Pedro Moya de Contreras (de Pedroche, Arzobispo de Méjico, Virrey, primer inquisidor de Nueva España, gobernador y capitán general de Nueva España, Presidente del Consejo de Indias, Patriarca de las Indias) y Felipe II, aparte de la propia de sus cargos:

“¿Sabes qué secreto guardaban el arzobispo y virrey de Méjico Pedro Moya Contreras y el rey Felipe II? Se dice que una hermana de Pedro Moya Contreras tuvo amores con el rey de España, Felipe II. Y de este amor surgió una hija. Pedro Moya la llevó a Méjico y la recluyó en un convento con el nombre de sor Micaela. Este convento es uno de los más conocidos de Méjico, el de Jesús María. Desde entonces disfrutó de muchos privilegios, el soberano español estuvo siempre atento para que nada faltara a su hija, quien permaneció en la orden hasta el fin de sus días.” [ver aquí]

Acto seguido fui despellejado por alguien alegando que difundiendo estas “mentiras” estoy desprestigiando al personaje y al propio pueblo de Pedroche. Cosas que pasan, antes y ahora.

Sin embargo, me gustaría extenderme explicando todo esto, quizás aprovechando que tengo en mi poder el libro “Pedro Moya de Contreras. Catholic Reform and Royal Power in New Spain. 1571-1591” de Stafford Poole, donde se habla sobre el tema.

Pool escribe en el tema dedicado al convento de Jesús María, de Méjico, lo siguiente:

“Otra preocupación para el arzobispo fue la cantidad de niñas pobres y huérfanas en la Ciudad de México. La mayoría de ellas eran hijas y nietas de conquistadores o primeros colonos de Nueva España que, debido a que carecían de dotes, no podían ni casarse ni entrar en un convento adecuado. Las dotes eran necesarias para apoyar a los conventos de monjas. Esta situación presentaba un grave problema social en una sociedad que veía solo dos alternativas para las mujeres: el matrimonio o el convento. Fue por el bien de estas niñas y mujeres que el arzobispo ayudó con la fundación de un convento llamado Jesús María en 1580. Si algunas facetas de la vida de Moya son oscuras, la historia de su participación en esta fundación, con sus connotaciones de escándalo oculto e intriga, sin duda debe ser el más tentadoramente misterioso de todos.

Aunque a menudo se ha acreditado a Moya como el único fundador de Jesús María, el convento en realidad se originó con un laico piadoso llamado Pedro Tomás de Denia (o Deña). Horrorizado por la situación deshonrosa de las chicas sin rostro, concibió la idea de un convento dedicado exclusivamente a su bien. Contó con la ayuda de Gregorio Pesquera, un conquistador y aventurero que había estado bajo la influencia de Las Casas y que, a una edad avanzada, se dedicó al trabajo religioso y ayudó a los pobres. Pesquera hizo una donación considerable, y Denia realizó una gira para recaudar fondos en las minas del norte. También le interesó tanto a Enríquez como a Moya de Contreras en su proyecto. El arzobispo hizo su propia petición de fondos entre los principales ciudadanos de la ciudad. Se recaudó suficiente dinero para permitir la compra de un edificio a través de la agencia del oidor Pedro Farfán. Moya hizo arreglos para que diez monjas del convento de La Concepción administraran el convento, que se inauguró en 1580 con unas quince niñas pobres como primeras postulantes.

Aunque los esfuerzos de estos hombres habían asegurado suficiente dinero para comprar la casa, no fue suficiente para dotarlo. Denia y Moya trataron de resolver el problema a su manera. En algún momento después de 1580, Denia viajó a España en un intento de conseguir una donación de Felipe II y obtener algunos privilegios espirituales especiales de Roma para el convento, como un medio para atraer a los peregrinos y traer donaciones. No tuvo éxito en ambos aspectos. Afortunadamente para sus esfuerzos, llevó consigo una carta de Moya para entregarle personalmente al rey como último recurso, en caso de que todos los otros esfuerzos fallaran. Denia obtuvo una audiencia con Felipe II personalmente y presentó la carta. Los resultados fueron espectaculares. El rey decretó que el tributo de la primera encomienda libre para volver al control real como resultado de las Nuevas Leyes de 1542 debería asignarse a Jesús María. La asignación total sería de 60.000 ducados en el transcurso de veinte años, una suma realmente magnífica. En seis días emitió una directiva (4 de febrero de 1583) en la que se declaraba el patrón principal del convento, dictaminaba que Moya debía tener voz y voto en todas las decisiones que lo afectaran y, tal vez a instancias de Denia, agregó que la ubicación del convento no se cambiara. También organizó, a través de su embajador en Roma, que el Papa hiciera de Jesús María la capilla más indulgente y vigorosa de toda la Nueva España.

¿Qué había en la carta de Moya que cambió radicalmente la mente del rey? Según el mexicano Carlos de Sigüenza y Góngora, quien escribió la historia del convento un siglo después, el motivo fue el siguiente. Cuando Moya llegó a Nueva España, estuvo acompañado por una niña de unos dos años, llamada Micaela de los Ángeles, que era su sobrina. Fue tratada con una deferencia mucho mayor que la posición de su tío justificaba. Esta deferencia se atribuyó, según Sigüenza y Góngora, a “la importancia de su sangre real, de la que incluso sus acciones infantiles dieron testimonio y aunque las razones para llevarla a estos reinos serían a un nivel muy alto, no fueron tan oculto que no se conocieran más tarde, hasta el punto de un conocimiento casi seguro de quién era ella”. La historia que circuló, aunque no repetida por Sigüenza y Góngora, fue que ella era una hija ilegítima de Felipe II por la hermana de Moya. La niña fue originalmente alojada en el convento de La Concepción bajo el cuidado de la abadesa, que actuaba como la institutriz de la niña. Ambas, más tarde, fueron a la nueva fundación de Jesús María. Según Sigüenza y Góngora, el arzobispo escribió al rey sobre el cuidado de la abadesa de la niña, lo que provocó la generosidad real repentina e inesperada.

Claramente, la historia no puede ser verificada. Es cierto que cuando Moya llegó a México, su hermana estaba en un convento en Córdoba y que estaba muy preocupado por arreglar un matrimonio para ella, tal como su tío, el arzobispo de Vich, había hecho antes de su muerte. Moya había tratado de usar esto como una excusa para rechazar el puesto de inquisidor en Nueva España. Parte del problema era obtener una dote, un hecho que explicaría su preocupación por las mujeres en una situación similar en la Ciudad de México. También le preocupaba que su hermana fuera bien conocida en Córdoba, lo que hacía que un matrimonio fuera vital si quería conservar su respetabilidad. Una vez en Nueva España, estaba ansioso por liberarse de su responsabilidad. En 1574 obtuvo cartas de crédito por 12.000 pesos de tres ciudadanos destacados de la Ciudad de México, y esta cantidad, junto con un obsequio de Ovaldo, se utilizó para organizar un matrimonio. Después del regreso de Moya a España en 1586, el esposo de su hermana, Fernández de Figueroa, fue nombrado caballero de Santiago.

Aparte del hecho de que probablemente le tomó algún atrevimiento a Sigüenza y Góngora insinuar lo que hizo, incluso en 1682, también es cierto que su relato de la fundación del convento concuerda estrechamente con la evidencia documental. Claramente tuvo acceso a los archivos arquidiocesanos, porque reimprimió en su totalidad la cédula de Felipe II y un decreto de Moya que cambió la ubicación del convento. También parece haber tenido cuidado de no especular sobre asuntos sobre los que no tuviese pruebas. Es seguro decir que Moya trajo consigo a una niña que puede haber sido su sobrina, aunque él nunca la menciona en ninguna de sus cartas. Es posible que ella estuviera relacionada de alguna manera con la familia real de España. Si ella era la hija del rey o de alguna oveja negra de los Habsburgo nunca se sabrá con certeza. Sin embargo, es fascinante especular en qué medida Felipe II pudo haber estado en deuda personal con Moya. Sigüenza y Góngora agregó que la niña creció en Jesús María, donde murió a la edad de trece años después de sufrir algún tipo de perturbación mental. Según él, las monjas todavía la honraron en 1684 como la fuente de su patrocinio real especial.”

Lo podemos escuchar en el siguiente vídeo:

Stafford Poole explica que fue Carlos de Sigüenza y Góngora quien da las posibles razones de la generosidad de Felipe II ante la petición de Moya Contreras. Lo hace en su obra “Parayso occidental, plantado, y cultivado por la liberal benefica mano de los muy catholicos, y poderosos Reyes de España Nuestros Señores en su magnifico Real Convento de Jesus Maria de Mexico“, publicada en 1684, lo mostramos [se puede leer completo aquí]:

Parayso occidental

Luis González Obregón, en su obra “México viejo. 1521-1821“, publicada en 1900, también habla sobre el tema [se puede leer completo aquí]:

México viejo

En Méjico, esta historia se cuenta como una leyenda al no poder demostrarse. Como “la niña de los ojos azules” llamaban a Micaela, la sobrina de Pedro Moya Contreras, la supuesta hija de Felipe II.

Aunque sea una leyenda, merece la pena conocerla.

 

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¿Trincheras en Pedroche?

Este sábado, 14 de diciembre, vamos a recorrer las trincheras que existen en Pedroche, construidas durante la Guerra Civil.

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Trincheras en Pedroche

Este sábado, 14 de diciembre, vamos a recorrer las trincheras que existen en Pedroche, construidas durante la Guerra Civil.

Ahí han estado, efectivamente, desde que se construyeron…

Los que habían trabajado en esas fincas, ganaderos, canteros, los cazadores, los que buscaban espárragos, y seguramente otros más sabían de ellas, pero no era público, no eran conocidas, no estaban «fichadas». Yo, por lo menos, que nada de lo anterior he hecho por ahí, no las conocía.

Sin embargo, hace unos meses me topé con este extracto del acta de una sesión del Pleno del Ayuntamiento:

31 de mayo de 1947

Después se dio lectura a una instancia presentada por XXX de estos vecinos en la que dice que para una profesión de tejero necesita mucha tierra de que carece y habiéndose informado y visto que en las trincheras construidas por los rojos en la dehesa de estos Propios puede recogerse bastante haciendo beneficio a la finca puesto que ha de facilitar el cultivo de lo que ocuparse, interesa permiso para extraer la tierra arcillosa en ella existente y con la no necesaria tapar los barrancos que están haciendo bastante perjuicio. La Corporación después de deliberar sobre ello, acordó unánimemente acceder a lo que se solicita pero con la debida inspección de los guardas de la finca para tener al corriente a la Presidencia de lo que se hace, la que impedirá este permiso si el peticionario no se sujetase a lo estrictamente interesado.

Fuente: Archivo Munipal de Pedroche

El vicio en estos menesteres y el poco conocimiento que uno tiene hicieron dar con ellas rápidamente. Fui a visitarlas una vez, hice tropecientas fotos, y se las mandé al que más sabe de esto. Y volví a visitarlas con él.

¿Es posible estar dos horas viendo trincheras y aprendiendo de ellas? Sí es posible.

Ahora ya se conocerán, formarán parte de una colección de rutas con fines turísticos, y seguramente de futuros libros de historia. Por ahora, este sábado las visitaremos, y de la mano de ese, el que más sabe, Manuel Vacas, profesor/historiador/investigador.

Ahora no digo nada, ni dónde, ni cuándo, ni por qué, ni cómo, ni quién (bueno, eso sí, los «rojos»). Después.

Eso, salimos a las 10 de la mañana de la Plaza de las Siete Villas. Andamos seis kilómetros y listo. Después volvemos, claro.

Trincheras en Pedroche
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Hablando de colas

Hace unos días leí una noticia en Diario Córdoba que, releída, es fácil descubrir que era errónea en parte.

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Mancomunidad de Los Pedroches

Hace unos días leí una noticia en Diario Córdoba que, releída, es fácil descubrir que era errónea en parte.

La siguiente:

“El presidente de la Mancomunidad de Municipios de Los Pedroches y de la Fundación Savia, Santiago Ruiz, ha remitido una carta al presidente de la Diputación, así como a la delegada de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta de Andalucía y al presidente de Covap, en la que recoge la situación dramática que vive Andalucía debido a la sequía y pide que se convoque de manera urgente la Mesa del agua de Los Pedroches. La convocatoria de este organismo serviría, a juicio de Santiago Ruiz, para «adoptar medidas que mitiguen la falta de lluvia» que padece, también, la provincia de Córdoba. En la carta, propone adoptar medidas urgentes como instar al Consejo de Gobierno a aprobar medidas urgentes consensuadas con el sector ganadero; rehabilitar 47 pozos para abastecimiento ganadero, o aprovechar el embalse de La Colada como solución más permanente.”  [Piden que se convoque la Mesa del agua de Los Pedroches. CÓRDOBA. Redacción. 22/08/2019]

Por un lado, el presidente de la Mancomunidad no lo es a la vez de la Fundación Savia, y esa carta de la que habla, ya se han encargado otros medios de repetir que ha sido Savia quien la ha enviado.

Además, si desde Mancomunidad se hubiese enviado una carta con tales demandas, todos los medios locales y comarcales se hubiesen hecho eco, y no ha sido así.

Es muy simple, esa supuesta carta enviada desde la Mancomunidad de Municipios de Los Pedroches no existe. Y es fácil darse cuenta.

Dos días después de la publicación, leo un artículo de opinión, parece ser de alguien que no se ha dado cuenta del error.

Así, ha aprovechado para hacer eso que dice que no se debe hacer:

“(…) Dados estos precedentes, es más que sorprendente, por no decir indignante, ver cómo tras escasos meses del cambio de gobierno en Andalucía, los socialistas cordobeses, y entre ellos el nuevo presidente de la Mancomunidad de los Pedroches, exigen al gobierno de Juan Manuel Moreno la finalización de unas obras sobre las que se han mantenido callados con un silencio sepulcral durante 13 años. ¡Buen comienzo para un nuevo presidente de la Mancomunidad¡ que recoge el testigo del puro interés partidista ninguneando a todos los municipios no gobernados por ellos y echando leña al fuego de la ruptura de este órgano politizado e inútil. (…)” [La cola de La Colada. EL DÍA DE CÓRDOBA. Bartolomé Madrid. 24/08/2019]

Lástima.

Pedro de la Fuente Serrano

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Un mayo en mayo critica la crítica

Ya que han pasado las nubes, me gustaría mostrar lo que es un “mayo”, que así es como le llamamos en Pedroche. Y, claro, muestro el que más me ha gustado de este año, teniendo en cuenta eso, lo que es un “mayo”.

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Las chicas del café

Ya que han pasado las nubes, me gustaría mostrar lo que es un “mayo”, que así es como le llamamos en Pedroche. Y, claro, muestro el que más me ha gustado de este año, teniendo en cuenta eso, lo que es un “mayo”.

El pasado 19 de mayo, tuvo lugar el concurso de “mayos” de este año [ver aquí], el segundo que se hace en Pedroche, recuperando así una tradición olvidada de la que se acordaron hace dos años unas vecinas del pueblo [ver aquí]. Las fotografías de los de este año se pueden ver haciendo clic aquí.

Los “mayos” son muñecos que recrean una escena, agrícola al principio por estar ligada la tradición a la recogida de la cosecha, y que después además sirvió como medio de expresión, entre la crítica y el buen humor, de aspectos sociales y políticos.

Este “mayo” que os muestro es eso, cinco chicas que critican a quien las critica, cinco chicas reales convertidas en muñecos que no dejan pasar la oportunidad de dar su opinión con buen humor.

Critican las obras de la calle (“¡Mira cómo está la calle!“, dice una), critican el problema de las palomas en el pueblo (“Comed rápido que nos cagan las palomas“, dice otra), y critican a quien no tiene vida propia y se dedica a vivir la de los demás.

Aprovechando que había que cumplir con las bases del concurso, mostraron una magnífica cartela con el mensaje que se quería transmitir, para entender la escena, en forma de poema:

LAS CHICAS DEL CAFÉ

Un viernes por la mañana esto puedes ver:
sentadas en una mesa, las chicas del café.
Todos los parroquianos tenían algo que decir.
E hilvanando las historias, esto yo escribí.

Todas forasteras menos una. ¿Esa qué pintará?
Juntas solo las verás los viernes a desayunar.
Empezaron siendo tres, mas ahora siete van.
A carcajadas las oiréis reír y hasta discrepar.

Se alegran con sus dichas, las penas llorarán.
Criticar no critican, increíble pero es verdad.
Tan extraña es su junta que alguno pensará:
“Se parecen lo que un huevo a una castaña”.
De momento, este MAYO más las unirá.

Asunto muy comentado: la lotería de Navidad.
Les costó elegir número, ante el cachondeo general.
A ellas les da lo mismo que se rían los del bar.
Su conciencia está tranquila y pueden descansar.

La explicación de este MAYO
como ya podrán imaginar,
es criticar a los que critican
da igual en qué lugar.

Y reírse de uno mismo
que es muy sano, en verdad,
como nosotras nos reímos
los viernes al desayunar.

Las chicas del café
Las chicas del café

Mi enhorabuena.

Ya, hasta mayo del año que viene.

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